miércoles, 8 de agosto de 2007

26. CALMATE CUANDO ESTAS BAJO PRESIÓN. NO TE PREOCUPES INNECESARIAMENTE. ENFRENTAR LOS PROBLEMAS. LOS PROBLEMAS SON OPORTUNIDADES

CALMATE CUANDO ESTAS BAJO PRESIÓN. NO TE PREOCUPES INNECESARIAMENTE. ENFRENTAR LOS PROBLEMAS. LOS PROBLEMAS SON OPORTUNIDADES

CALMATE CUANDO ESTAS BAJO PRESION, Y AFRONTA LAS DIFICULTADES CON ENERGIA TRANQUILA.

Una de las maneras más eficaces de dominar una situación estresante es aprender a detectar la primera señal de tensión o inquietud, y adoptar inmediatamente una conducta de control. Promueva una actitud de calma interior, no permita ser atormentado por las frustraciones y los obstáculos inesperados.

Esto es algo que se aplica no sólo ante las grandes presiones – por ejemplo, la entrega de un informe importante, un examen final, un cambio de trabajo, la enfermedad, la muerte de amigos o parientes – sino también a las pequeñas contrariedades de la vida – por ejemplo, demoras, interrupciones, desilusiones, sentimientos de rechazo o traición, citas incumplidas, llamadas telefónicas inevitables, preocupaciones financieras, mal tiempo, embotellamientos de tráfico, plazos, etc. Nuestra reacción ante estas pequeñas adversidades refleja nuestra energía tranquila y nuestra salud sicológica y física, igual que nuestras reacciones ante las crisis graves de la vida.

Promueve tu calma interior cada vez que se presenten situaciones tensionantes. Cuando no se maneja bien, un solo momento de estrés puede alterar todo el día. Adopta comportamientos que rompan ese patrón:

· Mantén la mente clara y concentrada en la solución del problema. Dedica unos segundos a esquivar las viejas ideas y patrones de conducta habituales (reaccionar exageradamente, atacar a los demás, sentirnos víctimas, clasificar a la gente, hacer juicios rápidos, magnificar las conjeturas negativas), para que prevalezcan la energía tranquila y la claridad mental.

· Cierra las compuertas de las emociones negativas; equilibra tus emociones. Devuelve la dimensión correcta a los granos de arena que has convertido en montañas. Al quejarnos, renegar o despotricar frente a un contratiempo, desencadenamos una avalancha de pensamientos y sentimientos autodestructivos. De hecho, con esas actitudes nosotros mismos hacemos lo necesario para perder el control y llenarnos de ansiedad y frustración.

El manejo que le damos a nuestra mente y a nuestras emociones tan pronto como se presentan las dificultades determina, en gran medida, su curso. Si tenemos calma y pensamos con claridad durante los primeros instantes de una crisis (grande o pequeña), toda nuestra reacción y el curso que toma el asunto puede llegar a cambiar completamente.

Aprende a implementar esa energía tranquila y esa claridad mental en el momento preciso, o sea, al principio de cualquier situación difícil o generadora de estrés. Este es el momento de elegir aprender, en lugar de repetir viejos hábitos de conducta; de detenerse durante un momento y escuchar con mente abierta, en lugar de reaccionar ciegamente; de resolver el conflicto, en vez de crearlo; de aplicar nuestra regla de oro o filosofía espiritual, en lugar de dejarnos llevar por la ansiedad o la ira; de tener el talento de protegernos sin perjudicar a los demás, y de pensar con claridad y honestidad, en lugar de pensar distorsionadamente.

NO TE PREOCUPES INNECESARIAMENTE.

No te preocupes por las cosas que no se pueden cambiar o corregir. Cuando algo te preocupe, pregúntate: "¿Qué puedo hacer al respecto?". Si está fuera de tu control, no te preocupes más. Cuando puedas hacer algo, cambia de actitud y empieza a aplicar una estrategia. Estas dos actitudes te ayudarán a deshacerte del hábito de preocuparte

ENFRENTAR LOS PROBLEMAS.

Los problemas que afrontamos caen en una de tres áreas posibles:

· Problemas en los que estamos involucrados directamente, y que incluyen nuestra propia conducta. Se resuelven cambiando nuestro propios hábitos.

· Problemas que incluyen la conducta de otras personas. Ante ellos, podemos aprender nuevos métodos de influencia humana, como el razonamiento, la empatía o la persuasión, que son mucho más efectivos y humanizadores, que la reacción, la confrontación, la lucha o la huida.

· Problemas que se escapan totalmente a nuestro control. Suponen la responsabilidad de modificar nuestras propias actitudes: sonreír, aceptar auténtica y pacíficamente esos problemas, y aprender a vivir con ellos, aunque no nos gusten.

La persona proactiva da el primer paso hacia la solución de cualquier problema. Cualesquiera que sea la naturaleza del problema, está en tus manos dar el primer paso hacia la solución: cambiando tus hábitos, mejorando tus métodos de influencia, o el modo en que ves las dificultades que no controlas.

LOS PROBLEMAS SON OPORTUNIDADES.

Busca las oportunidades escondidas en cada problema.

"El modo en que vemos el problema, es el problema". Si alguna vez te encuentras pensando que el problema está en los demás o en las circunstancias, y que tú no tienes nada que ver, ese pensamiento es también el problema, y por tanto, tú eres parte del problema.

No hay comentarios: