miércoles, 8 de agosto de 2007

5. ESPERANZA Y FE. HUMILDAD Y ORGULLO. PAZ INTERIOR. PACIENCIA. EQUILIBRIO.

ESPERANZA Y FE. HUMILDAD Y ORGULLO. PAZ INTERIOR. PACIENCIA. EQUILIBRIO.

ESPERANZA Y FE.

§ “Esperar es soñar despierto”. Aristóteles (Filósofo griego)

§ “No me cabe ninguna duda de que cualquier hombre o mujer es capaz de obtener lo que yo logré si hicieran los mismos esfuerzos y cultivaran la misma esperanza y la misma fe”. Gandhi.

§ "Cuando mantenemos viva la esperanza, la esperanza nos mantiene vivos".

Si uno pierde la esperanza y empieza a sentirse atrapado por las circunstancias de su vida, cae pronto en el desconcierto y la impotencia interna, y, al final, en el deterioro físico y mental. Usted puede decidir desterrar de su vida esas actitudes derrotistas o pesimistas. Puede considerarse con habilidad suficiente para escapar de cualquier trampa que se haya impuesto, y este ejercicio de sentir esperanza hará más intensos sus momentos presentes.

Tener esperanza equivale a decir que uno siente confianza en sí mismo. Ambas cosas son inseparables. Esperanza significa creer que puede utilizar usted sus propias energías creadoras para mejorar su vida. Para lograrlo, necesita confianza, y ésta sólo nace de la acción, no solamente del deseo o de la meditación. La esperanza es la parte mental, la confianza la parte activa y práctica, la conducta. Y debe usted empezar por aceptar la idea de que siempre hay esperanza. Sean cuales sean las circunstancias, siempre puede elegir pensar con esperanza y eso le ayudará a seguir conductas de seguridad y confianza.

La esperanza depende de usted y nace de decidir confiar en sí mismo y de no rebajarse nunca como ser humano único y lleno de sentido. Se alcanza la esperanza decidiendo tenerla, ¡eso basta¡. Basta que decida que no se dejará apabullar por nada externo a usted: que asumirá la responsabilidad de cambiar su vida si no es satisfactoria, que lo hará sean cuales sean los riesgos que hacerlo conlleve. Cuando traduzca luego su resolución en acciones, que decida personalmente, hará precisamente lo que le llevará a obtener la sensación de que la vida tiene un objetivo y un significado. Descubrirá lo que las cosas significan para usted en la acción, no en la queja y el inmovilismo.

La esperanza nunca es irracional, cuando trabajamos con anhelo para que “lo imposible” se convierta en realidad.

Al final del día, cuando advierta que su vida está sobrecargada de detalles, deténgase un momento para renovar su esperanza y renovar su perspectiva. Cultiva y mantén viva la esperanza y la fe de que alcanzarás lo que anhelas, si estás dispuesto a pagar el precio y a luchar por hacer realidad tus sueños.

Escoge el camino de la vida, del amor, de la inquietud por los demás, de la esperanza, de la fe en el mañana, de la confianza y de la bondad.

Cree firmemente que todos los temores, las dudas y la incertidumbre desaparecen cuando la fe esta presente. Mantén una fe inquebrantable en lo que puedes ser y hacer, y alimenta cada día esa fe, pues ella es una poderosa fuerza que te impulsará con ilusión hacia metas cada vez más altas.

Destierra el escepticismo y la conformidad.

Aprende de tu pasado, actúa con confianza en el presente, y ten esperanza en el futuro. Esta confianza está basada en la Ley de la Cosecha: si obras según principios esenciales, obtendrás resultados de calidad de vida.

HUMILDAD. ORGULLO

§ “Recuerda que un hombre solo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse”. G. García Márquez.

La grandeza y la felicidad se miden por la capacidad de subyugar el ego hasta el extremo de no necesitar reconocimiento, gratitud o aplausos por los logros, de no depender de la buena opinión de los demás y seguir con las tareas que te has propuesto, sencillamente porque consideras que es lo que debes hacer y porque sientes que algo te guía. Realízate en la búsqueda auténtica del espíritu de lo que realmente significa ser intachable o magnífico, aprender a dar en el anonimato y resistirse a la tentación de ser alabado. Aprende a vivir ajeno a la necesidad de reconocimiento. Haz lo que deseas hacer porque sientes que algo te guía y luego retírate con dignidad y en paz.

El peligro más grave que debemos enfrentar en nuestro esfuerzo por llegar a ser personas centradas en principios es el orgullo. El orgullo nos hace ser competitivos y buscar colocarnos por encima de los demás. El antídoto para el orgullo es la humildad, que nos permite darnos cuenta de que la calidad de nuestra vida está indisolublemente unida a la de los demás, de que lo que tiene sentido no es competir sino contribuir.

PACIENCIA.

§ “Qué es la paciencia ? Es el silencio, cuando nuestras palabras pudieran hacer daño. Es la calma, cuando nuestro prójimo se muestra áspero. Es la consideración, hacia las tribulaciones ajenas. Es la presteza, cuando nos llama el deber. Es el valor, cuando nos abate el infortunio”.

§ “La paciencia es un árbol de raíces amargas pero de frutos dulces”. Aforismo persa

Sé paciente con los demás. Sé paciente contigo mismo, con todos tus éxitos y fracasos, como crees que Dios lo ha sido siempre contigo.

Cuando vivimos momentos de tensión, nuestra impaciencia aflora. Podemos decir cosas que en realidad no pensamos ni intentamos decir, cosas completamente desproporcionadas respecto a la realidad. O podemos quedar resentidos, comunicándonos a través de la emoción y la actitud, en lugar de hacerlo con palabras, elocuentes mensajes críticos, juicios y rechazos. Así solo cosecharemos malos sentimientos y relaciones tensas.

La paciencia es la expresión práctica de la fe, la esperanza y la sabiduría. La paciencia no es indiferencia, resistencia con resentimiento ni resignación. Es diligencia emocional. La paciencia acepta la realidad de los procesos paso a paso y de los ciclos naturales de la evolución.

La impaciencia fomenta el miedo, el estrés y el desánimo. La paciencia se manifiesta en la confianza, en la decisión y en un sentimiento de pacífica satisfacción. Mientras contemplas tu propia vida, examina con qué frecuencia exiges señales de éxito inmediato para ti y para los demás e intenta ver las cosas desde una perspectiva más amplia.

Construir o reparar una relación demanda esfuerzo, un compromiso de largo plazo, y no impacientarse por la aparente falta de respuesta.

EQUILIBRIO.

§ "Los hombres se perturban no por las cosas que les suceden, sino por sus opiniones sobre las cosas que suceden". Epicteto.

§ “No es posible que una persona haga lo correcto en un área de la vida mientras intenta hacer algo erróneo en otra. La vida es un todo indivisible”. Gandhi.

Las personas centradas en principios no son extremistas: no enfocan las cosas en términos de todo o nada, bueno o malo, blanco o negro. No lo dividen todo en dos partes, sino que piensan en términos de continuum, prioridades, jerarquías. Tienen el poder de discernir, de percibir las similitudes y diferencias de cada situación. Esto no significa que sitúen todas las cosas según el enfoque de la ética situacional. Reconocen de inmediato los valores absolutos y condenan lo malo y luchan por lo bueno con valentía. Sus acciones y actitudes son adecuadas a cada situación: equilibradas, mesuradas, moderadas y prudentes. No se condenan a sí mismos por cada error ni por cada traspié social. No meditan melancólicamente sobre el ayer ni sueñan despiertos en el mañana. Viven con sensibilidad en el presente, planean cuidadosamente el futuro y se adaptan con flexibilidad a las cambiantes circunstancias. Su honestidad para consigo mismos queda de relieve en su sentido del humor y su disposición para admitir y olvidar errores y para hacer con alegría las cosas sobre las cuales tienen control.

No necesitan manipular a los demás, ni a través de una furia intimidatoria ni recurriendo al martirologio autocompasivo. Se sienten auténticamente felices por los éxitos ajenos y no piensan en absoluto que esos éxitos les estén quitando algo. Reciben con mesura tanto los elogios como las culpas que se les atribuyen sin envanecerse ni reaccionar exageradamente. Son capaces de otear el éxito en el otro extremo del fracaso. Para ellos, el único fracaso real es el no haber extraído la experiencia de cada fracaso.

Esfuérzate en ser equilibrado, moderado y prudente. No reacciones de forma exagerada ante las conductas negativas, las críticas o las debilidades de los demás.

Ten presente que lo que te hiere, te deprime o te hace enfadar no son las circunstancias, lo que las otras personas hacen o las cosas que te suceden, sino tu actitud y respuesta ante ellas.

No culpes de tu desdicha a las circunstancias externas. Nada ni nadie puede hacer que nos enfademos o nos sintamos infelices o deprimidos sin nuestro consentimiento. Nadie puede herir tus sentimientos sin tu colaboración.

Podemos controlar nuestros sentimientos y reacciones, podemos decidir como interpretar las cosas. Utiliza tu mente para crear tranquilidad y paz. Sé conciente de cuándo te encuentras en medio de una reacción depresiva o de cólera y escoge pensar de otro modo.

Cuando te sientas molesto, pregúntate: "¿Cómo puedo cambiar mi actitud hacia este suceso y eliminar el malestar?". Luego, ponte manos a la obra hasta que el malestar desaparezca.

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