miércoles, 8 de agosto de 2007

3. VALORES Y PRINCIPIOS. CONCIENCIA. CONCIENCIA MORAL. VALORES QUE HACEN DE TI UN SER UNICO. SER UN FARO, NO UNA VELETA.

VALORES Y PRINCIPIOS. CONCIENCIA. CONCIENCIA MORAL. VALORES QUE HACEN DE TI UN SER UNICO. SER UN FARO, NO UNA VELETA.

VALORES Y PRINCIPIOS.

§ "Una persona centrada en principios ve la vida de otro modo: con un alto grado de seguridad, guía, sabiduría y poder, que fluyen de su íntimo yo y lo convierten en un ser proactivo y efectivo". Stephen Covey.

Viva su vida y déjese guiar siempre por los valores superiores. Busque una verdad suya, persiga belleza y justicia en el mundo. Insista en tratar a los demás y sí mismo con dignidad y respeto. Pida el bien en su vida y en la de los demás, en vez de aceptar el mal. Sea veraz y sincero. Cuanto más se apoye en esos valores superiores, más significativa será para usted su vida. La carencia de estos valores superiores es tan dañina que la falta de oxígeno y alimento, aunque su daño tarde un más en asentarse y manifestarse.

Los valores y principios nos edifican, ennoblecen, satisfacen, fortalecen e inspiran. Ellos deben ser la guía de nuestras elecciones y acciones diarias. Cuando los principios son nuestro marco de referencia esencial, tenemos las directrices básicas, la brújula que nos indicará el norte a seguir.

Si aspiramos a un cambio significativo, tenemos que trabajar sobre nuestros valores más profundos, tenemos que pensar de otro modo, llevar nuestras preocupaciones esenciales a un nivel nuevo, a fin de llegar a comprender e integrar en nuestras vida los principios fundamentales. En palabras de Thoreau: “Mil cortes en las hojas del árbol del mal equivalen a uno solo en las raíces".

Cuando integramos en nuestra mente y nuestro corazón los principios y nos centramos en valores, vemos la vida de otro modo: con un alto grado de seguridad, guía, sabiduría y poder, que fluyen de nuestro íntimo yo, convirtiéndonos en seres proactivos y efectivos.

Tener claridad con respecto a los valores individuales es la puerta que conduce al compromiso y la iniciativa. De nuestros valores depende la calidad de nuestro viaje a lo largo de la vida. Si obramos según principios, obtendremos resultados de calidad de vida.

Somos más eficaces cuando estamos guiados y gobernados por principios. Cuando los principios se aplican consecuentemente, se convierten en hábitos que permiten transformaciones fundamentales en la vida personal e interpersonal.

Fundamentar nuestra vida en principios correctos es la clave para desarrollar un poder interior, una base firme da seguridad, guía y consistencia, que unifica e integra.

Los principios y valores son el núcleo de nuestro Enunciado de Misión Personal. Configura la guía para descubrir cuál es nuestra misión, definir nuestro rol y establecer nuestras pautas y objetivos. Nos aportan la clave para aprender de nuestros errores, perseguir el constante perfeccionamiento, y el poder para comunicar y cooperar, incluso bajo condiciones de estrés y cansancio.

Basarse en principios brinda la seguridad que requerimos para no sentirnos amenazados por el cambio, las comparaciones o las críticas. El desafío está en desarrollar el carácter y las facultades para vivir fiel a los principios esenciales y actuar con integridad en el momento de elegir.

CONCIENCIA

§ “Que la alarma de la conciencia siga sonando y te despierte a tiempo, porque de la infelicidad que trae la culpa, no podrás librarte después”. La Have.

§ “¿De qué te sirve ser alabado por muchos si tu conciencia te acusa?” Catón.

La conciencia nos conecta con la sabiduría de las épocas y la sabiduría del corazón. Asimismo, nos proporciona una idea de nuestros talentos y nuestra misión personal. Nos pone en contacto con lo singular y lo universal, nos hace descubrir nuestro propósito y nuestra capacidad singular para la contribución.

Para escuchar con claridad nuestra conciencia se requiere estar tranquilo, meditar, trascender la actividad, lograr sobreponernos al ruido de los medios de comunicación y los paradigmas defectuosos que ensordecen nuestra sensibilidad a esa calma voz interior que nos enseñaría los principios del verdadero norte junto con nuestro grado de congruencia.

Para educar nuestra conciencia, se debe pagar un alto precio, hacer grandes sacrificios y superar obstáculos; se requiere gran disciplina y sabiduría para desarrollar una conciencia educada. La recompensa es inmensa, porque una conciencia educada influye en cada aspecto de nuestra vida.

Educamos nuestra conciencia: al apartarnos y aprender de nuestras experiencias; observar con atención la experiencia de los demás; escuchar la profunda voz interior y responder a esa voz; conectarnos con la sabiduría de los tiempos, leyendo y analizando la literatura sapiencial; percibiendo en nuestro interior la realidad de los principios esenciales, como la integridad y la confiabilidad; y entendiendo la diferencia entre la "conciencia social" (lo que la sociedad te impuso que valoraras) y nuestras propias directrices interiores.

En la medida en que vayamos convirtiéndonos en personas de carácter y conciencia, nuestra seguridad provendrá de nuestra integridad básica, y su sentido del mérito no radicará en gustar a otros. La independencia de carácter te dará fuerzas para actuar, en lugar de que se actúe sobre ti. Te liberará de depender de las circunstancias y de otras personas. Esta es una meta liberadora por la que vale la pena luchar.

CONCIENCIA MORAL

La conciencia moral nos ayuda a saber cuál es el camino que nos conducirá adonde queremos ir. La conciencia moral representa nuestra guía, y de ella se deriva la orientación que recibimos en nuestra vida. Es una especie de “monitor interno”, de brújula basada en principios.

Gran parte de ella proviene de los patrones, principios y criterios que rigen nuestra toma de decisiones y nuestro modo de actuar.

Quienes escuchan y viven según lo que les dicta su conciencia perciben un profundo nivel de paz interior y calidad de vida. No pierden el tiempo en racionalizar, debatir conflictos, culpar y acusar a los demás o a las condiciones extrínsecas por su situación. Poseen un sentido casi sagrado sobre su responsabilidad por mejorar la calidad de vida de los demás de forma significativa. Son fuertes en los momentos difíciles. Son íntegros.

VALORES QUE HACEN DE TI UN SER ÚNICO.

Piensa quién eres cuando nadie te está mirando, cuán profundas son tus raíces y cuán altas tus aspiraciones. Piensa cuáles son los valores que mejor te describen, o que definen quién eres y en qué crees. Al formularte esta sencilla pregunta sobre los valores que hacen de ti una persona singular, empezarás una conversación interna, un diálogo directo y profundo que te llevará cada vez más lejos en tu capacidad de introspección.

Para encontrar respuestas, busca las palabras que mejor reflejan tu espíritu y tus más profundas convicciones. Si eliges palabras que te describen como eres ahora, quizá una voz interior te diga: “Sí, pero podrías ser más”. Si eliges palabras que describen tus aspiraciones – no lo que eres, en realidad, sino lo que quisieras ser – talvez una voz interior te diga: “Sí, pero tendrás que trabajar duro para empezar a vivir de conformidad con esas palabras”.

Reflexiona cuidadosamente cada día sobre cómo estás compaginando tus acciones con tus valores supremos. Al tomar cualquier decisión, formúlese preguntas basadas en principios: Si alguien me hiciera esto, ¿pensaría que es justo? Me gustaría que mis padres, mi esposa, mis hijos, vieran lo que estoy haciendo? Estarían orgullosos mis hijos de estar presentes en estos momentos?

SER UN FARO, NO UNA VELETA.

§ “Es fácil actuar como si fuéramos veletas, siempre cambiando de creencias y tratando de complacer a todo el mundo. Pero nacimos para ser faros, no veletas. Tu faro está constituido por tus raíces más profundas y tus aspiraciones más elevadas. Él te ancla al mundo e impide que cambies de dirección cada vez que cambia el viento. Dentro del faro hay una lente y una luz. La luz representa lo que tú eres cuando nadie te está mirando. El propósito de esa luz es brillar siempre, no importa si afuera está oscuro o hay tormenta. Cuando encuentres esa luz en tu interior, no dejes que nadie la apague. Y no olvides mirar la luz que hay en el interior de los otros seres humanos, en el fondo de su corazón” Palabras de Hugh Cooper a su nieto, Robert K. Cooper:

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