miércoles, 8 de agosto de 2007

31. JUICIOS SOBRE LOS DEMAS. CRITICAS A LOS DEMÁS. LEALTAD CON LOS QUE NO ESTAN PRESENTES. NO HABLAR A ESPALDAS DE OTROS.

JUICIOS SOBRE LOS DEMAS. CRITICAS A LOS DEMÁS. LEALTAD CON LOS QUE NO ESTAN PRESENTES. NO HABLAR A ESPALDAS DE OTROS. EVITAR DUPLICIDAD, ENGAÑOS, HIPOCRESÍA. NO TRAICIONAR CONFIDENCIAS. INTEGRIDAD EN NUESTRAS RELACIONES CON LOS DEMAS.

JUICIOS SOBRE LOS DEMAS .

No emitas juicios sobre la importancia o el valor de los demás basándote en lo que tú consideras normal. Aunque la mayoría de las personas puedan caminar y hablar, eso no implica en modo alguno que los que guardan silencio sean menos valiosos.

Sé ecuánime, escucha a ambas partes antes de juzgar. Acuérdate de las otras personas implicadas.

Deja de emitir juicios o de clasificar a las personas basándote en las apariencias, los éxitos y las posesiones. La tentación de clasificar a las personas según estos parámetros es abrumadora.

No debes sentir alegría por los errores ajenos.

Ten siempre presente que el descubrir las debilidades ajenas no significa haber logrado un progreso personal.

CRÍTICAS A LOS DEMÁS.

Esfuérzate en ser una luz, no un juez; ser un modelo, no un crítico. Para el espíritu humano es mucho más ennoblecedor permitir que la gente se juzgue a sí misma, y no juzgarla. Por ello, aléjate del hábito de culpar o acusar, y cultiva una actitud comprensiva y de auténtico espíritu de contribución con los demás.

El primer paso para cambiar o mejorar a otro consiste en aceptarlo tal como es. Lo que más refuerza el comportamiento defensivo es el juicio, la comparación o el rechazo. Una sensación de aceptación y valor libera a las personas de la necesidad de defenderse y ayuda a liberar la tendencia natural a mejorar. La aceptación no es la condonación de una debilidad ni el acuerdo con una opinión. Si es, en cambio, la afirmación del valor intrínseco del otro, aún con evidencia de que siente o piensa de determinada manera.

Si aceptas a las personas tal como son y reconoces su valor intrínseco, los iberas de la necesidad de defenderse y los ayudas a liberar la tendencia natural a mejorar.

Libera a los demás de las críticas ásperas. Cuando formules una crítica, piensa si lo haces porque tiene un interés genuino en el bienestar y progreso de la otra persona, o si lo que origina esa crítica es la envidia o los celos.

Detente cada vez que te sientas descalificando a alguien por sus defectos o deficiencias (o, más exactamente, por sus suposiciones acerca de los defectos ajenos).

Crea un modelo de retroalimentación que te ayude a interactuar con los demás más eficazmente, y con el respeto y la cordialidad que ellos merecen. He aquí unas consideraciones importantes:

§ Establecer el contexto: “La razón por la que creo que estos comentarios tienen relevancia es ...”
§ No hablar irreflexivamente.
§ Elegir el momento oportuno y hacerlo en privado.
§ Ser claro, específico y amable.
§ Poner énfasis en las fortalezas del otro, no en sus faltas y deficiencias. El concentrarse en los aspectos negativos lleva a que el otro perciba la crítica como un encuentro negativo y un ataque persona. Concentrarse en la debilidades ajenas es desconocer que la motivación es primordialmente intrínseca, es decir, proviene de nuestro interior. No se puede forzar desde el exterior.
§ Identificar las debilidades, definir los pasos que se darán en el futuro y trabajar conjuntamente para superarlas.

LEALTAD CON LOS QUE NO ESTÁN PRESENTES. NO HABLAR A ESPALDAS DE LOS OTROS

Una de las formas más importantes de poner de manifiesto nuestra integridad personal consiste en ser leales con quienes no están presentes.

Defiende a los que no están presentes. No permitas que se hable de ellos faltándoles al respeto, o en una forma que los degrade o disminuya su credibilidad ante los ojos de los demás.

No participes jamás en el chismorreo sobre otros a espaldas de ellos. Evada la chismografía, diciendo: “No me parece correcto que estemos hablando de personas que no están presentes. Me preocupa que estemos haciendo suposiciones equivocadas. Si tenemos alguna inquietud sobre las intenciones o motivos de esas personas, es mejor preguntarles directamente a ellas”

Vigílese en las conversaciones. Procure no hablar de nadie en términos negativos, y no se deje seducir por el placer malévolo de mostrarse chismoso y crítico. Elimine de su vocabulario frases que puedan resultar calumniosas y no olvide que lo único que hace es engañarse convenciéndose de que es superior por el procedimiento de rebajar a los otros.

Si descubre que sus amigos y parientes se entregan a la conducta abusiva de hablar mal de otros, recuérdeles amablemente lo que están haciendo y niéguese a unirse al juego. Además de que con tal actitud muestra usted respeto por la persona de quien se habla, refleja también el principio de que a usted no le interesa centrarse en lo que hagan o dejen de hacer otras personas.

Si vas a hablar de los demás, hazlo como si estuvieran presentes. Ello significa que usualmente te centras en las virtudes de los demás, no en sus defectos. Y si has de hablar de sus debilidades o has de formular una crítica, lo haces de una forma tan responsable y constructiva, que no te sentirías avergonzado de que la persona de la que estás hablando, alcanzara a oír tu conversación, o se llegara a enterar de lo que dijiste.

Al opinar sobre alguien, haga todo lo posible por ser decente y justo, e insista en que los demás actúen del mismo modo en su presencia. Las impresiones de segunda o tercera mano tienen una gran capacidad de hacer daño.

Sé leal con quienes no están presentes. De esa manera pones de manifiesto tu integridad y construyes la confianza de los que sí están presentes. Cuando defiendes a los que están ausentes, retienes la confianza de los presentes.

EVITAR DUPLICIDAD, ENGAÑOS O HIPOCRESÍA. NO TRAICIONAR CONFIDENCIAS.

Construimos nuestra integridad cuando no somos dobles, diciendo amabilidades de frente, pero entregándonos a la maledicencia a espaldas de los demás.

Integridad significa también evitar toda comunicación engañosa, desleal o que no respeta la dignidad de las personas. Significa no incurrir en duplicidad, engaños ni hipocresía, y demanda ser sincero, directo y no manipulador.

Construimos nuestra integridad cuando sabemos guardar un secreto o mantener en reserva algo que se nos ha confiado.

INTEGRIDAD EN NUESTRAS RELACIONES CON LOS DEMÁS.

La integridad en nuestras relaciones con los demás puede llegar a generar francas experiencias de confrontación. La confrontación exige un considerable coraje, y muchas personas preferirían seguir la vía de la menor resistencia, desmereciendo o criticando, traicionando confidencias, o participando en el chismorreo a espaldas de ellos. Pero a largo plazo, la gente confiará en nosotros si somos veraces, abiertos y amables con ella.

No hay comentarios: