miércoles, 8 de agosto de 2007

35. APORTACIÓN. SERVICIO. CONTRIBUCIÓN. INTERES POR EL OTRO. EMPATIA. GENEROSIDAD. DESAPEGO

APORTACIÓN. SERVICIO. CONTRIBUCIÓN. INTERES POR EL OTRO. EMPATIA. GENEROSIDAD. DESAPEGO

APORTACIÓN. SERVICIO. CONTRIBUCIÓN.

§ “Cuando hagas favores, no los recuerdes; cuando los recibas, no los olvides”. Proverbio chino.

§ “La experiencia humana máxima y suprema que otorga significado a la vida es la auto trascendencia, la contribución, el vivir para un propósito superior a sí mismo” (Abraham Maslow).

§ “Cultiva la convicción de que puedes hacer de ti mismo un ser estupendo, notable, abierto, noble y creativo. Y no para guardarlo dentro de ti, sino para dar estas cualidades a los demás, puesto que sólo se puede dar a los otros lo que uno tiene”. Leo Buscaglia.

§ “La meta suprema de la vida es seguir viviendo en el corazón de quienes nos sobreviven”. Rumi, Siglo XIV.

§ “Lo que podemos hacer frente a un océano de sufrimiento puede parecer insignificante, pero es muy importante hacerlo”. Ghandi

§ “El sentimiento que no vaya acompañado de la acción es la ruina del alma”. Edward Abbey.

§ “Yo honro con el nombre de virtud a la costumbre de realizar acciones penosas y útiles a los demás”. Henry Beyle Stendhal (Escritor francés)

Es en un nivel muy esencia, de persona a persona, donde vivimos las leyes primarias del amor y de la vida: cooperación, aportación, servicio, autodisciplina, integridad, interés por el otro, respeto, capacidad de perdonar y de pedir perdón, humildad, nobleza de carácter.

Hay un sentido de propósito que surge del servicio, del hecho de ayudar a otros de modo significativo. En palabras de George Bernard Shaw:

“Esta es la verdadera dicha de la vida: ser utilizado para un propósito que para ti es sublime. Ser una fuerza de la naturaleza, en lugar de un febril, egoísta e insignificante manojo de enfermedades y sufrimientos que se queja de que el mundo no se preocupa por hacerle feliz. Yo opino que mi vida pertenece a la comunidad y que , mientras viva, tengo el privilegio de hacer por ella todo lo que pueda. Quiero haber sido bien utilizado cuando muera, puesto que cuanto más duro trabajo, más vivo me siento. Disfruto de la vida en si misma. La vida no es para mi una "breve llama"; es como una magnífica antorcha que ahora sostengo en mi mano, que deseo que arda en todo su esplendor antes de entregársela a las futuras generaciones”

La más grande realización en la superación personal proviene de la facultad de acercarnos y ayudar al prójimo de forma más efectiva. Cuando uno se comporta de un modo que sirve para ayudar a mejorar la calidad de vida de los otros, a cualquier nivel, se obtiene la mayor fuente de plenitud y de satisfacción y la guía más segura para tener más sentido de misión vital.

Construir una relación supone hacer permanentemente pequeños depósitos de fondos en la cuenta emocional que tenemos con esa persona. Esos pequeños depósitos los lograremos bajo la forma de paciencia, gestos corteses, empatía, bondad, servicio, sacrificios, honestidad y sinceras peticiones de perdón por nuestros errores pasados, nuestras sobrerreacciones, enfados injustificados y otras formas de comportamiento egoísta.

Cuando tienes un propósito superior, puedes desprenderte de la inclinación a buscar reconocimiento bajo la forma de condecoraciones o aplausos. Esfuérzate en vivir ajeno a la necesidad de buscar gratitud, haciendo lo que haga sencillamente porque consideras que es lo que debes hacer.

Proponte dejar una huella y sembrar una semilla en las personas con las que interactúas.

INTERES POR EL OTRO.

§ “No me interesa cuánto sabes, hasta saber cuánto te interesas por mí”

Interésese por los otros más de lo que debe. Sea lento para juzgar y rápido para percibir la bondad en los otros seres humanos. Haga lo que Wordsworth clamó: “pequeños actos de bondad y amor que o tienen nombre ni pasan a la historia”. Viva de modo que cuando sus seres queridos piensen en la bondad, el valor y la compasión, piensen en usted.

Interésate auténticamente por el otro; ello implica escuchar, sin juzgar o predicar, ni leer en lo que oyes tu propia autobiografía. Implica hacerle sentir tu preocupación por él, aceptarlo como persona, ver sus debilidades con compasión, no acusadoramente, y valorar su felicidad en la misma forma en que valoras tu propia felicidad.

Interesarse por el otro implica prestar atención a las cosas pequeñas. Las pequeñas bondades y atenciones son muy importantes. Las pequeñas asperezas, las pequeñas faltas de respeto, debilitan enormemente una relación. En una relación, las cosas grandes son las cosas pequeñas.

Haga constantemente cosas que confirmen su interés por el otro. Cuando alguien le preocupe, demuéstreselo. No se conforme con decirlo, demuéstrelo, una y otra vez.

La mayoría de los cambios que perduran no son fruto de la elucubración intelectual, sino de acciones pequeñas, pero audaces, que confirman nuestra preocupación y genuino interés por los demás.

EMPATIA.

La auténtica empatía significa introducirse en las mentes y los corazones de los demás para ver el mundo como ellos lo ven. Significa concentrar auténticamente nuestra atención en las personas, en sus intereses, sus preocupaciones, necesidades, expectativas, temores y dudas

Las personas centradas en principios redescubren a la gente cada vez que se encuentran con ella. Están interesados en las personas. Hacen preguntas y se sienten interesados. Cuando escuchan, lo hacen con todos sus sentidos. Aprenden de la gente. No la etiquetan por sus éxitos o sus fracasos del pasado.

El prestar total atención, el estar presente por completo, el luchar por superar la posible categoría que uno tenga y el tratar de ver las cosas desde otro punto de vista exige valentía, seguridad y fuentes internas de seguridad. Significa estar abiertos a las enseñanzas y al cambio, e introducirse en las mentes y los corazones de los demás para ver el mundo como ellos lo ven. No significa sentir como ellos sienten: eso es simpatía. Significa, en cambio, que uno entiende cómo se sienten o ven el mundo los demás: eso es empatía.

Cultivar la empatía te conduce a desarrollar con los demás relaciones profundas y gratificantes.

La relación de persona a persona es la clave de la comunicación eficaz y de la construcción de la confianza recíproca. Considere, en este contexto, lo valioso que puede ser dedicar un tiempo en el que usted concentra su atención en esa persona, en sus intereses, sus preocupaciones, en las necesidades, expectativas, temores y dudas que ella tiene.

Ante los problemas que incluyen la conducta de otras personas, puedes aprender nuevos métodos de influencia humana, como el razonamiento, la empatía o la persuasión, que son mucho más efectivos y humanizadores, que la reacción, la confrontación, la lucha o la huida.

Habilita tu mente y tu corazón antes de preparar lo que vas a decir. Puede ocurrir que lo que digamos sea menos importante que la forma como lo decimos. Así pues, antes de hablarle a un ser querido, a un amigo, a un compañero, deténgase un momento y contrólese. Prepare sus argumentos y disponga su mente y su corazón. Opte por la calma y el buen humor. Escoja prestar plena atención a sus necesidades o, antes de comenzar a trabajar, siéntese un momento en su automóvil y haga lo mismo. Pregúntese: “¿Cómo puedo beneficiar a mi esposa y a mis hijos esta noche?”. Prepare su estrategia. El dar lo mejor de sí mismo neutralizará su cansancio.

Al saber escuchar nuestro corazón, podemos escuchar los corazones de los demás. Podemos salir de nuestra autobiografía e intentar comprender. Podemos dejar de sopesar todo lo que realizan los demás según ello afecte nuestro tiempo y nuestro mundo. Podemos dejar de considerarlos meros recursos para llevar a cabo lo que deseamos hacer. Podemos valorar la diferencia y estar dispuestos a recibir influencias. Podemos estar dispuestos a cambiar. Podemos sentir respeto por los demás, y también contemplar sus debilidades como oportunidades para ayudar, amar y producir cambios relevantes.

GENEROSIDAD. DESAPEGO.

Procura no estar aferrado a las cosas que has acumulado y empieza a practicar el distanciamiento. Dar más de uno mismo a los demás, desprendiéndose de posesiones materiales, es una buena forma de aplacar el apego por las posesiones materiales, de frenar el ego y de conseguir la paz que anhela el espíritu.

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