miércoles, 8 de agosto de 2007

12. ORACION

ORACION

§ “El deseo de orar es ya una oración”. Georges Bernanos (Escritor francés)
§ “El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir”. Albert Einstein (Físico alemán)
§ “Le expliqué que el mundo es una sinfonía, pero que Dios toca de oído”. Ernesto Sábato (Escritor argentino)

La oración es una fuerza de transformación increíblemente poderosa, una especie de comunión con el infinito. Le pido a Dios la fuerza para sembrar amor donde haya odio, esperanza donde haya desesperación y luz donde haya oscuridad. Pido a Dios fuerza moral. En lugar de pedir ser protegido del peligro, le pido fuerza para no tener miedo. En lugar de pedir que me quite el dolor, busco la capacidad para trascenderlo y conquistarlo.

Señor, conviérteme en un instrumento de tu paz.
Donde haya odio, permíteme sembrar amor;
donde haya herida, perdón;
donde haya duda, fe;
donde haya desesperación, esperanza:
donde haya oscuridad, luz:
y donde haya tristeza, dicha.
Oh, divino maestro, otórgame
no tanto buscar el consuelo, como consolar;
no tanto ser comprendido, como comprender:
ser amado, como amar;
porque cuando damos recibimos:
cuando perdonamos somos perdonados:
y cuando morimos nacemos a la luz eterna.

San Francisco de Asís. 1182-1226.

Esta oración de San Francisco de Asís es una forma de intentar practicar en nuestra vida cotidiana el consuelo, la comprensión, el perdón y la entrega

Pedir la fuerza para sembrar amor donde haya odio, esperanza donde haya desesperación y luz donde haya oscuridad es pedir liberarse de la mezquindad y los prejuicios que nos aprisionan. Es solicitar ser expresión del poderoso amor que atribuimos al Creador y que es una parte de nuestro ser.

Todos tenemos en nuestro interior esta capacidad, y a menudo nos sentimos impulsados a actuar de este modo. No obstante, la mayor parte de las veces pedimos a los demás, y también pedimos a esa entidad que creemos que está fuera de nosotros, que nos consuelen, nos comprendan, nos perdonen y nos cuiden.

Equipados con esta conciencia, podemos orar y no pedir más que fuerza moral. En lugar de pedir ser protegidos del peligro, pedimos fuerza para no tener miedo. En lugar de pedir que nos quiten el dolor, buscamos la capacidad para trascenderlo y conquistarlo.

Al recitar esta sencilla oración, estamos dando los pasos hacia el verdadero crecimiento espiritual. Estamos dejando atrás al ego y permitiendo que nuestro yo sagrado guíe nuestra vida. La íntima y casi universal práctica o toma de conciencia de la oración es una fuerza de transformación increíblemente poderosa. Centramos nuestra atención en esta actividad, en una especie de comunión con el infinito, al que pedimos la fuerza y el coraje para poder conducirnos en nuestras vidas según los principios expuestos por San Francisco de Asís.

Practica transmitir amor donde anteriormente habías irradiado odio. Esto requerirá mucha atención por tu parte, ya que debes vencer los condicionamientos de la mentalidad "ojo por ojo".
Piensa en todas las personas que en el pasado te han perjudicado de alguna manera. Donde haya dolor, practica el perdón. El perdón es el cimiento del despertar espiritual, y es precisamente a lo que se refiere San Francisco en esta divina oración.

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola Primito: Primer comentario!!
FELICITACIONES de todas las Primas!!!
Ahì nos queda la tarea de leerlo y sobre todo de aplicar todo lo que podamos aprender!!!
Gracias por compartirlo con nosotros!!!

Astrid